La revisión de portafolios es una experiencia que creativos como diseñadores e ilustradores debemos vivir cada cierto tiempo con el fin de mejorar nuestros estilo, actualizar nuestra presentación, perder el miedo y sobretodo, aprender a escuchar retroalimentación.
Asistir a una revisión de portafolios había sido algo que quería realizar y que por falta de tiempo no había podido hacer. Pero como siempre pasa, me llegó esos pensamientos que me hacían dudar de mi trabajo. Si mi trabajo tenía calidad, si el conocimiento que traía de teoría era el correcto, si el concepto era bueno, si las formas, trazos, colores eran buenos o no… ¿Y si mi trabajo solo era bueno para mí? ¿Qué tal si no eran taaaan buenos como dicen mis papás? ¿Y si me compran solo porque les caigo bien? …En fin, por un tiempo, bastantes dudas impidieron que me registrara en alguna revisión de portafolios.
El momento llegó cuando estuve freelanceando hace algunos años, mientras andaba en Facebook, encontré una fecha para registrarme a una revisión de portafolios. Se trataba una revisión de portafolios de ilustración durante la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil que se realiza en CENART, que es el Centro Nacional de las Artes, un centro educativo, cultural y artístico ubicado en la Ciudad de México. Así que ya con tiempo de sobra y varias ilustraciones profesionales y personales, preparé mi portafolios para asistir.
Miedo al fracaso
Mis expectativas eran bastante distintas porque, como mencioné, es irónico cómo uno mismo es capaz de dudar de sus talentos y capacidades. Con uno mismo basta para sabotearnos y lo debemos evitar. Dejar de lado la autocrítica, la competencia, el miedo a fracasar… Estas son barreras que nos ponemos para apreciar el esfuerzo que hemos hecho para llegar hasta aquí. No quiero decir que uno sea conforme ni que sobreestime, sino que estemos en un punto sano donde nos impulsemos a perfeccionar, pero también que notemos cuando avanzamos profesionalmente.
Entonces llegó mi turno para la revisión y estaba llena de nervios y emoción. Mostré mi carpeta a un ilustrador con gran trayectoria y la retroalimentación fue positiva y enriquecedora. Para mí, tuvo un gran significado porque específicamente la ilustración ha permanecido en mi vida desde mi niñez. Aunque suene meloso, sentí que en el fondo, esa niña que pasaba el tiempo dibujando en cualquier cuaderno que tuviera enfrente, lo estaba logrando. ¡Seguía haciendo lo que le gustaba y lo estaba haciendo bien!
La revisión es un impulso
El feedback que tuve fue la respuesta a seguir implementando ilustración cuando fuera necesaria. Y así ha ocurrido: me ha impulsado a aceptar proyectos de ilustración y participar en convocatorias. Además, sigo practicando para mejorar profesionalmente y tener nuevas oportunidades de empleo.
Por lo tanto, querido colega, te invito a asistir a una revisión de portafolios de diseño o ilustración. ¡Haz tu selección de mejores proyectos! Lánzate a escuchar la perspectiva de un profesional: te aseguro que provocará crecimiento profesional y sobre todo, ¡tendrás felicidad extrema por seguir haciendo lo que amas!
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